lunes, 11 de abril de 2011

Arresto domiciliario Vs. vacaciones pagadas en Hotel Espe

Queridos y queridas, os pediría perdón por no haber escrito nada durante el fin de semana, si no fuese porque sé positivamente que los que no guardáis reposo dedicáis esos días de asueto a estar con vuestros retoños, a descansar, al sexo salvaje o a hacer la compra en Carrefour (sí, sé que vais a Carrefour; hay muy pocas cosas que yo no sepa, queridos míos...).

Así que, como en mi divina sensatez soy consciente de que no me leéis ni el sábado ni el domingo, me dediqué a reflexionar, a examinar los resultados de la encuesta (mañana es el gran día de la revelación Baby Garbancera) y a pensar qué escribiría hoy.

Dentro de un par de horas, hará dos semanas que huí del Hotel Espe como si de un campo de refugiados se tratase y, como fueron también casi dos semanas lo que allí aguanté, creo que es un buen momento para hacer balance de una y otra situación y comparar inconvenientes y ventajas.

  1. Por ejemplo, estando en Hotel Espe el tema de mi comida estaba resuelto, la traían a horas fijas y no había que escuernarse demasiado para escoger el menú del día siguiente, puesto que todo sabía igual (fascinante cómo el pollo, el pavo, la ternera y el cerdo pueden adquirir el mismo gusto... Hasta el jamón york me sabía a estofado llegado un cierto punto). Sin embargo, en casa es Lord Muchomacho quien debe cocinar para los tres (y medio), dado que yo estoy médicamente exenta de ese tipo de esfuerzos. No obstante, él dice que prefiere esto mil veces, porque en el Hotel no se encargaban de su pitanza y tenía que salir mínimo dos veces al día a satisfacer sus apetitos estomacales, lo cual le causaba ansiedad e ira, porque era el momento en que la dichosa doctora Fistra aprovechaba para visitarme (¿casualidad o intención? ¡Jamás lo sabremos, darlings!) y acogotarme a solas. En esto, por tanto, Arresto 1 - Hotel 0.
  2. En casa no entra nadie a las seis de la mañana a meterme antibióticos por la vía, ni a las siete para sacarme sangre (ah, mi sangre, ¡cuántas morcillas se habrán comido a mi costa!... Ahora que lo pienso, ¿las incluirán en el menú de abril? Sería tan interesante pensar que medio Madrid lleva algo de mí en su interior... El mundo sería un lugar con más glamour y menos ordinarieces por metro cuadrado, afirmo), ni a las ocho a tomarme la temperatura, ni a las nueve a traer el desayuno (perdonadme el eufemismo, es por no llamarlo "abominación matinal", que es su denominación real), ni al rato para tomarme la temperatura, ni después a buscar el latido fetal, ni luego a decirme que el médico vendrá más tarde... Por tanta tranquilidad, Arresto 2 - Hotel 0, aunque me llaméis ermitaña.
  3. En casa, si bien no tengo noticias a diario sobre el fantástico estado de salud de Baby Garbancito, tampoco hay nadie dedicado a asustarme con su muerte inminente. Vuestra querida Lady Vaga gana en serenidad y salud mental (bienes ambos de los que nunca ha ido sobrada, aunque os maraville leerlo) y Baby Garbancito se beneficia también de ese clima de tranquilidad. Así que Arresto 3 - Hotel 0.
  4. Desde mi casa veo árboles y el sol da en la terraza. En mi habitación del Hotel Espe había que ir al sofá, torcer el cuello en plan "niña del exorcista" y pedir mentalmente a los de la habitación de al lado que no abriesen su ventana, porque entonces me quitaban la vista del único trocito de cielo que se divisaba desde allí... Además, qué narices, si no me dejaban sentarme en el sofá, así que no veía nada en todo el día salvo el pabellón de enfrente. Arresto 4 - Hotel 0.
  5. En mi casa no entra ningún médico borde a mandarme callar (esto me pasó de verdad), a decirme que me harán los exámenes vaginales que hagan falta (obviando que para eso hace falta que yo me deje), a tirarme de las bragas para ver si pierdo líquido (esto me pasó dos veces) o a decirle a la persona que está en la habitación en ese instante que yo voy a estar allí mucho tiempo, como si en ese momento no estuviese oyéndole... Arresto 5 - Hotel 0.
  6. La cama del hospital tiene un colchón plastificado y una almohada normalita; las sábanas rascan. En casa tengo un colchón enorme muy firme y mullidito a la vez, almohadas y edredón de plumas y sábanas bien suaves de raso de algodón (cuando llegué del hospital, tras dos semanas de duchas exprés, tenía la piel de los pies tan reseca que se me enganchaban en las sábanas). En defensa de lo genial que es dormir en la propia cama, Arresto 6 - Hotel 0.
  7. En casa O. G. está más a gusto, tiene sus juguetes y puede entrar y salir de cada habitación; aunque no sé si echará en falta a las "nenas", como él llamaba a las enfermeras, que se portaron fenomenal con él y con Lord Muchomacho. En deferencia a ellas, daremos un punto honorífico al Hotel Espe: Arresto 6 - Hotel 1.
En fin, queridas y queridos, como podéis comprobar, no hay color: ningún lugar como el hogar, ya lo dijo Dorotea después de apiolar a la bruja... Y yo lo suscribo, aunque mi bruja Fistra personal se libró y a día de hoy estará poniendo horizontal a alguna pobre incauta.
¿Y vosotros, queridos, os apuntaríais a dos semanas de vacaciones pagadas a pensión completa en Hotel Espe? Si no habéis hecho planes para Semana Santa, no descartéis la opción, las habitaciones tienen aire acondicionado...

7 comentarios:

  1. Estimada Lady:
    Comparto ferozmente tu decisión de abandonar el Hotel Espe a favor de la dulce y cálida seguridad del hogar. Tan sólo me decepciona que pienses que un hombre de mundo y con recuros como yo compre en Carrefur!. Todo el mundo sabe que Mercadona es el mejor supermercado del planeta (y no me compro un coche marca Hacendado, porque creo que -todavia- no hay).
    Con esta espinita clavada, se despide antentamente hasta tu póxima entrada,
    Tu ferviente admirador.

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  2. Querido Marcus:
    Si alguna vez encuentro en tu botiquín algún producto de higiene que no sea marca Deliplús, o algún alimento que no sea de Hacendado, prometo depilarme las cejas con un mechero.
    Hasta entonces, para que veas que, además de mona, soy humilde, recibe mis más sinceras disculpas.
    Por cierto, si encuentras el coche marca Hacendado, espero que sea un descapotable y que me des una vuelta o la maldición de la pestaña postiza caerá sobre ti.
    Cariños,
    Lady Vaga.

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  3. jeje... Me encanta esta entrada. Creo que el Hotel Espe para los más sibaritas y para nosotras las mamis con ganas de vivir y con nuestros retoñitos a bordo mejor TU CASA... mira que nos plantamos todas a ver tu terrazita, eh? E incluso le cambiamos los pañalitos a OG... ;)

    Besitos,
    Verónica.

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  4. Querida Verónica, estás más que invitada a la terraza y al resto de estancias de la casa (incluso al lavadero si te apetece doblar camisetas, aunque lo encuentro poco apropiado para una first date) el día que mejor te parezca a la hora que te venga bien.
    El cambio de pañales a O. G. siempre es bienvenido, pues huye cuando intentamos cambiarle como si le persiguiese la doctora Fistra sonda en mano...
    Reitero mi invitación, señorita Verónica: comunique fecha y hora y Lady Vaga le preparará una deliciosa infusión a endulzar con azúcar moreno integral, miel o stevia rebaudiana a su gusto.
    Besos nocturnos,
    Lady Vaga.

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  5. Mi querida Lady V.
    Dudo que desde Hotel Espe sepan agradecer ese punto honorífico, pero si alguna vez tienes que volver a hacer uso de sus servicios espero sepan valorarlo (Espe leerá tu blog? Debería, igual se contagiaba parte de tu glamour...)

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  6. My Lady,
    así que por fin la encuesta dice que se Garbancita?
    Ajustadito el resultado, ¿quién ha roto el empate? jejeje.
    bueno, yo sigo convencida de que es colita, pero ya nos sacarás de dudas.

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  7. Queridas Anahí y Marian, disculpad mi poco habitual tardanza en contestar vuestros siempre amables comentarios, pero como he dicho en la nueva entrada, ayer tenía la cabeza un poco más ida de lo que es normal en mí...

    Marian, has acertado, es colita, al menos según la doctora.
    Anahí, no sé si llegarán a conocer mi valoración en el Hotel Espe, pues no me pasaron encuesta alguna de satisfacción, pero cuando vuelva a quedar con Espe para ir a misa de una le diré que hay cosas manifiestamente mejorables y seguro que alguna cabeza o algún par de pelotas ruedan y ruedan...

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