lunes, 20 de junio de 2011

Lady Vaga y la doctora Mayer

Creo, queridas y queridos, que lo mío con los ginecólogos es, sencillamente, mala suerte. O eso, o estoy pagando el mal karma de una vida anterior... Seguramente debí de ser una carnicera, pero carnicera mala, de esas que dan los filetes con más nervios a las parroquianas que les caen gordas y encima le ponen bien de papel al producto para que dé más peso en la báscula (esto me lo contó mi abuela, que a ella se lo hacía el charcutero, ¡tío malo!, fíjate tú qué mala persona y qué rata, porque ¿qué iba a ganar, dos céntimos por incauta viejecilla? El caso es que mi abuela también está pagando mal karma de otra vida, fijo, porque recuerdo que se quejaba, asimismo, de que el portero nunca limpiaba los apliques del portal... De hecho, durante un tiempo me ha venido rondando esa frase como glorioso inicio de una novela: "El portero de mi abuela no limpiaba los apliques". ¿A que es digna de Truman Capote? Algún día encontraréis mi gran obra en librerías y, cuando la abráis, leeréis esas magníficas e intrigantes palabras inaugurando el relato. Pero basta ya de divagar. Volvamos a lo puramente ginecológico).

Os decía, queridas y queridos, que en esta vida presente he sido agraciada con un físico espectacular, como sabéis quienes me conocéis; un cerebro maravilloso con memoria eidética de serie, como sabéis sólo algunos de vosotros, dado que me chifla hacerme la tonta; una familia estupenda y una colección de zapatos que cualquier día organizarán un referendum para independizarse de mis armarios. Sin embargo, tengo que reconocer que me cuesta encontrar un ginecólogo en condiciones; jamás he tenido problemas con alergólogos, neumólogos, endocrinos ni médicos de cabecera, pero en lo que toca a mis partes privadas, amigos, la mala suerte me persigue.

Recuerdo a mi primera ginecóloga, la que tuvo el honor de revisar mis bajos por vez primera y de prescribirme la píldora para que Lord Muchomacho y yo, jovenzuelos entonces y entusiastas del sexo non stop, pudiésemos liberarnos de la tiranía condónica que entonces nos atenazaba. Ya no recuerdo su nombre (aunque la llamaré doctora Mayer por el motivo que a continuación paso a exponer), pero sí su curiosa falta de empatía cuando le comenté, a los seis meses de estar tomando la pastillita, que me había subido el colesterol una burrada:

- Pues, hija, no comas tantas salchichas...

- ¿Cómo dice, señora? No he comido una salchicha en mi vida, para su información.

Y, queridos y queridas, era verdad. Y lo sigue siendo a día de hoy. No me gustan las salchichas y no las como, me dan mucho asco, qué queréis, soy así de ñoña... Si lo que pretendía esa señora era hacer un chiste de mal gusto, lo consiguió, dejándome perpleja y molesta a partes iguales... Ah, y reprimida, porque me aguanté las ganas de decirle que para comerle a gusto la salchicha a mi señor esposo no me hacía falta alguna tomar pastillas, fuesen anticonceptivas o antiácido, pero ya sabéis (podéis corearlo al unísono si os place) que yo soy una dama. Por eso me callo más de una y más de dos y así me va.

Ahora, decidme si no tengo yo un radar de ginesaurios entre las orejas... Que es mucha casualidad tanto cenutrio en la misma especialidad médica, digo yo. Eso sí, el viejecito que me hizo mi primera ecografía fue absolutamente encantador, como un Papá Noel vestido de blanco, patrocinado por Pfizer en vez de Coca-Cola, otro día os cuento.

Besos retrospectivos,
Lady Vaga.

10 comentarios:

  1. Has pensado que el motivo puede ser ajeno a la especialidad? Porque si los buscas por "el barrio" quizás sea un motivo geográfico...

    Creo que tu y yo usamos la misma marca de radar, el tuyo se estropea con los ginesaurios y el mio con los tíos en general.

    ResponderEliminar
  2. Chiquilla, es que al fin y al cabo tienen un trabajo... que como para ser simpáticos! Yo, como esposa de nacional alemán, me como todas las salchichas que me echen, y no seais mal pensados! ;-) Drew, que bueno lo de tu radar!!

    ResponderEliminar
  3. Al recordar tu primera visita, me recordaste algo de la mía, que se me había olvidado o bien mi mente había creado un túpido velo sobre el echo.
    Imaginaros la escena, 16 añitos recién cumplidos, con mi madre a la zaga, recordemos que entró en la sala de exploración y me pregunta el cenutrio, has mantenido relaciones sexuales? es para ver por donde tengo que hacer la exploración.....imaginaros la situación, menda que no había aún catado varón (pero a él que ñadkfjñdskfja le importa) mi madre expectante por conocer la respuesta y yo, tímida que es una roja como un tomate hago señal negativa con la cabeza, es que no me salía ni la voz.
    Biquiños a todas
    Laurana

    ResponderEliminar
  4. Mejor ginesaurio que ginecobombón, pensadlo bien. A ver quien es la guapa que aguanta despatarrada toda frente a un adonis de dos metros y pelo perfecto, que te sonríe mientras te hurga en la matriz. Y luego, qué? eh? cada uno a su casa y ni una llamada, ni unas flores...

    ResponderEliminar
  5. Puedo aportar poco, mejor nada, al tema, pero me he reído muy agusto. Suerte la próxima.

    ResponderEliminar
  6. Querida Drew:

    Pues va a ser eso que tú dices, que veníamos con el mismo radar de serie... Porque, geográficamente, es verdad que todos han sido en la misma provincia, pero en zonas y ciudades diferentes... Así que tengo un detector, seguro-seguro. Si averiguas cómo repararlo, avísame, por favor, que mis bajos están hartos de pagar la primada por este defecto que la garantía no me cubre ya.

    Besos fraternales,
    Lady Vaga.

    ResponderEliminar
  7. Querida Yo y mis miniyos:

    Seguramente tienes razón, pero, si a alguien no le apetece pasarse la vida viendo chichis, ¿por qué no se hace otorrinolaringógo? Cuando éramos adolescentes, mis amigos decían que ginecólogo debía de ser la mejor profesión del mundo, pero veo que la vocación se diluye sustancialmente al pasar a la edad adulta :(

    Besos realistas,
    Lady Vaga.

    ResponderEliminar
  8. Querida Laurana:

    No me extraña que, a tu tierna edad, y todavía pudorosa y llena del candor de una niña, te sonrojases al tener que responder a una pregunta tan personal. Mi madre también decía que cuando fuese yo al ginecólogo entraría ella para acompañarme (no sé qué se pensaba que me iban a hacer, igual ya se olía mi sino fatal), así que me esperé hasta los 22 añitos como una campeona para ahorrarme más vergüenza.

    Besos empáticos,
    Lady Vaga.

    ResponderEliminar
  9. Querida Blogdemadre:

    Pues bien mirado, hija, tienes toda la razón... Que te meten la mano por ahi sin siquiera haberte dado besitos en el cuello antes, ¡qué descaro! Y bien dices que luego ni te llaman y "si te he revisado no me acuerdo"... ¡Vaya tela!

    Besos de una sola noche,
    Lady Vaga.

    ResponderEliminar
  10. Querido Papacangrejo:

    Me alegro de que no tengas (todavía) experiencia en tus valiosísimas y deliciosas carnes en este tema en particular. Pero si me deseas suerte, ¿qué gineparida me inventaré la próxima vez para hacerte reír?

    Besos paradójicos,
    Lady Vaga.

    ResponderEliminar

Estaré encantada de leer tu mensaje, pero asegúrate de mantener el buen tono y la high class que caracterizan este humilde blog. Si me sueltas una grosería, es posible que la borre o, peor aún, que te conteste. A tu elección lo dejo.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...